Buenas, soy Dani y voy a contar un día de mi estancia en Rimini que recuerdo con mucho cariño y que recomiendo que si tenéis la oportunidad lo hagáis. Hablo del día en el que Idaira y no los levantamos a las 5 de la mañana para ver el amanecer en la playa, sisisisi, a las 5 de la mañana. Sonó la alarma, y después de dormir 4 horas, ya os imaginaréis el estado físico y mental en el que nos encontrábamos, nos vestimos y pillamos nuestra toalla y nos pusimos en camino. Teníamos la suerte de que nuestra residencia se encontraba a escasos metros de la playa, en 15 minutillos llegamos. Y allí estaba, el sol saliendo por el horizonte. Pese a que había unas pocas de nubecillas, era precioso, se veia la luz de una manera casi mágica, además de que la compañia ayudaba mucho, guiño guiño codo codo. Nos hicimos varias sesiones de fotos (no podían faltar con aquellas vistas espectaculares) algún que otro selfie, unos videillos, de todo un poco. Fuimos con la idea de bañarnos no voy a mentir, per